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Se conservan varios retratos de la época que reflejan bien cómo era el joven canónigo La Salle: Tiene aire de seriedad y nobleza; mirada profundo; boca bien formada y enérgica; amplia melena negra, partida con gran elegancia en dos; vestido con bonita sobrepelliz, Bonete, etc... Sus rezos corales los alterna con sus estudios a los que se entrega de lleno para su más digna formación sacerdotal. Unos y otros canónigos y compañeros de Seminario, guardarán con cariño y para siempre el recuerdo de la bondad y toda la gama de virtudes que adornan a su joven compañero.
Todo iba viento en popa cuando llegó la primera y más dura prueba que mucho le ayudará a madurar en el sacrificio y disciplina. En poco tiempo mueren su padre y su madre, y él, como hermano mayor, se ve obligado a abandonar su vida de seminario y volver al hogar familiar para tomar las riendas de la casa. Durante este tiempo se entrega totalmente al servicio de sus hermanos y a la custodia del patrimonio familiar. Es modelo para todos. Todos le obedecen y siguen sus orientaciones. Aquello marcha bien. El fruto más copioso será que la mitad de sus hermanos abrazarán la vida religiosa como él, arrastrados, sin duda, por su ejemplo.
Terminada su misión entre los suyos, la vocación sacerdotal, que nunca se alejó de su corazón, sigue adelante y ve cumplidos sus ardientes deseos de ordenarse sacerdote, cosa que hace el día 9 de abril de 1678.
La Divina Providencia seguía dirigiendo los pasos de Juan Bautista. A los diecisiete días de ordenarse sacerdote murió su santo confesor, D. Nicolás Roland, que llevaba dos importantes obras entre manos. De ambas le encargó como heredero a De La Salle. Una era una especie de Congregación femenina con varios colegios de niños. Esto, educar a los niños, enseñarles el catecismo, era lo que más le salía del corazón y lo que había ejercido en diversas épocas de su vida... Esta fue la raíz de su gran Obra: La fundación de los Hermanos de las ESCUELAS CRISTIANAS... No le faltaron calumnias, persecuciones... pero en la Eucaristía, en la vida de piedad, en su gran amor a la Virgen María y en su vida de rigurosa penitencia encontró la ayuda necesaria para salir victorioso de los ataques del demonio y de los hombres.
Se preparó lo mejor que pudo para morir después de la vida tan santa que había llevado, y al recibir a Jesús, dijo: "Adoro en todas las cosas la voluntad de Dios". Era el 7 de abril de 1719. El 1900 era canonizado.
Aquí tienen un video del colegio San Juan Bautista de la Salle celebrando sus diferentes días festivos: